Viajes con Cervantes: los molinos de Consuegra

Molinos de don Quijote en el cerro Calderico visto en viaje cultural a Consuegra

Verás "El planeta" por primera vez

Desde todos los lugares del mundo llegan excursiones a este lugar para emular sensaciones parecidas a las que millones de lectores del planeta sintieron con la lectura de nuestro caballero don Quijote.

Molinos de don Quijote en el cerro Calderico visto en viaje cultural a Consuegra

Emplazado en plena Ruta de don Quijote, el Cerro Calderico, tan famoso en nuestros viajes culturales por España, se levanta 704 metros sobre el nivel del mar. Y sobre su cima respingona como una atrevida nariz del terreno de La Mancha se levantan los molinos que rinden su homenaje de polvo y viento a don Quijote. 

Cuando uno recorre a su altura los kilómetros de llanura de la carretera de Andalucía estos molinos son una invitación constante,  irresistible; una incitación a subir a lo alto de esa cumbre y acometerlos.

No queremos resistir la tentación y escalamos a su cima con nuestro autobús para ver el mundo desde arriba. En esa altura se pude contemplar un horizonte inmenso y hermoso como en pocos y escogidos lugares. Dicen que fue esta sensación de inmensidad dentro de los ojos la que llevó al hispanófilo francés, Jean Cocteau, a exclamar que por primera vez había visto el planeta.

«¡Por fin he visto el planeta!»

Si  como este poeta tú también estás subiendo por primera vez al cerro de los molinos de Consuegra, vas a descubrir una panorámica espectacular del planeta manchego.

Nosotros, en cada ocasión que repetimos este mismo viaje cultural y de experiencia, sentimos algo parecido al encaramarnos al pie de estos gigantes-molinos. Es como una pequeña y dulce borrachera de los sentidos. Y desde esta exposición a la magnífica panorámica pensamos que todo el mundo debería sentir alguna vez esta misma sensación.

El castillo que vemos, todavía de pie, fue levantado por los Caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén en el siglo XIII, y presume de ser una de las primeras construcciones de su clase durante la época de la llamada «Reconquista».

Pero volviendo a las cosas de hoy, en nuestra pequeña excursión de un día desde Madrid hemos podido comprobar lo mucho que se divierten las coreanas y los coreanos de los grupos de turistas con el efecto Marilyn de las faldas de las primeras, debido a lo revuelto y loco que sopla el viento en lo alto de esta cresta manchega tan quijotesca. 

Desde todos los lugares del mundo llegan excursiones a este lugar para emular sensaciones parecidas a las que millones de lectores del planeta sintieron con la lectura de nuestro caballero don Quijote.

Estos formidables molinos que lo celebran parecen vestidos del blanco  de la primera comunión para recibir las rituales visitas de los turistas-cazadores-de-fotografías que llegan a diario. Un blancor resplandeciente que refuerza el despejado cielo azul que suele estar incluido por el mismo precio en la excursión. ¿Alguien ha visto un cielo azul más azul y un blanco más blanco que el azul del cielo y el blanco de los molinos de Consuegra?

El conjunto que forman el Cerro Calderico, los molinos y el castillo fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 2008. Desde su altura, los despoblados llanos despliegan, ante nuestra vista de pájaro, su modesta y austera paleta de colores pardos y verdes.

Las pequeñas parcelas de labranza que contemplamos desde allí parecen cosidas a retales, como formando una ondulante manta de pordiosero con la que se cubriera los pies la modesta cordillera de los Montes de Toledo.

En el horizonte, como otros molinos sin aspas, aparecen estos montes azulados mostrándonos su costado oriental.

Los Montes de Toledo que se encargan, entre otras cosas, de mantener separadas las vegas del Tajo y del Guadiana, se nos muestran justamente allí por donde se besan Castilla la Mancha y Andalucía, disolviendo en uno sus dos horizontes.

Tras esta pequeña visita cultural de un día, queda la opción de prolongar el circuito cultural hacia las estribaciones de Sierra Morena. Tal vez en busca del bautizado por nuestros ilustres antepasados musulmanes como “El río Grande” o Guadalquivir; a quien tal vez también podemos decidir saludar por primera vez haciendo una breve parada en el puente romano de Andújar, si nos decidimos a convertir esta excursión de un día desde en Madrid en un circuito cultural por Andalucía en toda regla.

Las excursiones culturales resultan más placenteras cuando más calma se dispone para la experiencia que sacamos de cada visita: por eso nosotros siempre apostamos por ver bien vistas unas pocas cosas, mejor que muchas cosas en pocos días. 

Así que dejaremos para otra vez la obligada visita a Villanueva de los InfantesAlcázar de San JuanQuintanar de la Orden

¡Pero no haya penas, que volveremos otro día! Para no dejar de recrearnos en cada uno de los rincones inolvidables que ofrece una buena ruta cultural, sin prisas, por los caminos de Miguel de Cervantes.

Redacción de Hispanofilia.es